Los insultos, descalificaciones e incluso amenazas de violencia verbal y física se han convertido en el día a día muchos de los usuarios de redes sociales. En Facebook, Instagram, Twitter y Youtube, solo por nombrar algunas empresas de este sector tecnológico, se ha hecho normal encontrar mensajes agresivos que van desde acusar a usuarios de cometer actos delictivos, hasta menospreciarlos por sus preferencias sexuales o por sus inclinaciones ideológicas.
Las redes sociales también se han convertido en plataformas que sirvan como altavoces de racismo, intolerancia, xenofobia. Uno de los ejemplos más trágicos fue el que se presentó en Nueva Zelanda, cuando un fanático de la supremacía blanca atacó con arma de fuego a dos mezquitas, dejando 49 muertos y decenas de heridos.
El ataque de odio se transmitió a través de Facebook Live durante 17 minutos ininterrumpidos y estuvo al aire en la red social durante varias horas, antes de que se bloquearan sus visualizaciones.
La tragedia que azotó a Nueva Zelanda, sumada a la creciente tendencia de difusión de noticias falsas a través de canales sociales y la confirmación de que Facebook fue usado para incidir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, entre otros hechos, puso sobre la mesa el debate sobre si es posible el control de estos nuevos medios.
Catalina Botero, decana de la Facultad de Derecho de Los Andes; Carlos Cortés, docente y director de La Silla Centro, de la Silla Vacía, y Pedro Vaca, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia, se encontraron en el campus para tratar este tema.
Los tres expertos se muestran de acuerdo con que debe existir una mayor regulación que no permita que haya casos de violencia como el ocurrido en Nueva Zelanda que se repliquen sin control en redes sociales, pero también concuerdan en que crear legislaciones generales que estén en manos de Estados puede llevar a que exista una mordaza a la libertad de expresión.
Fuente: https://uniandes.edu.co